San Marcos se juega su futuro. Siete candidatos se disputan el rectorado de la universidad pública más importante del país. El nuevo sistema de elección sobre la base del “voto universal” ha permitido que los candidatos muestren sus rostros y sus propuestas a toda la comunidad. Con el antiguo sistema asambleísta era imposible saber quiénes tentaban a este cargo, por qué aspiraban a él y qué le ofrecían a los sanmarquinos. Nada de eso era necesario. Todo se negociaba y se decidía bajo la mesa. La voluntad de la mayoría de estudiantes y docentes poco importaba en la elección final. 

En el nuevo esquema del “voto universal” el peso de los docentes es mayor que el de los estudiantes. El voto de 2,300 docentes cuenta más que el de 41,000 estudiantes. Estos últimos sólo valen un tercio del total pese a su mayor número, por lo tanto su voto será decisivo sólo si se concentra en alguno de los candidatos.

Si bien el nuevo esquema es mejor que el anterior, el mayor peso del voto docente ha provocado que casi todas las candidaturas tengan un tono conservador. La mayoría de candidatos ha tenido que construir alianzas con las distintas agrupaciones de docentes que existen en la universidad. Aquellas alianzas si bien pueden servir para impulsar los cambios prometidos, también pueden convertirse en verdaderas trabas para consolidar reformas profundas, puesto que muchas de estas agrupaciones no están dispuestas a renunciar a las cuotas de poder que han construido a lo largo de años al interior de la universidad.

Los siete candidatos y los sectores docentes que los respaldan se mueven en ese espectro político de cambio o de continuidad. En los extremos se ubican de un lado aquellos que se han opuesto a cualquier tipo de reformas a lo largo de los años, defendiendo intereses estrictamente particulares sin preocuparse mucho por el destino de la universidad (pienso en los sectores que sostienen al candidato Javier Villa Stein). En tanto, del otro lado se ubican aquellos que han planteado reformas profundas y han luchado por estas sin perder la coherencia de un discurso que aboga por una universidad pública de calidad y que sea al mismo tiempo profundamente democrática (pienso en el candidato Zenón Depaz y el sector que lo acompaña). Entre estas dos posturas se mueven los demás candidatos.

ZENÓN DEPAZ Y JAVIER VILLA STEIN. DIARIO LA REPÚBLICA

Es difícil saber si los estudiantes entienden con claridad cuál es el lugar que ocupa cada uno de los candidatos en este espectro político. Más allá de las propuestas, una mayor información sobre este aspecto puede servir para emitir un voto más juicioso. Así, en medio de la incertidumbre dejada por una corta campaña electoral que no ha permitido conocer a fondo a los candidatos y los sectores docentes que los respaldan, los sanmarquinos decidirán este domingo a quién le van a confiar el destino de la antigua universidad. Quienes no participamos de este proceso, esperaremos con esperanza el resultado.